Quintana Roo se vio sacudido por una serie de conflictos que mantuvieron a la entidad en vilo de norte a sur, desatando la furia y frustración de la ciudadanía.
En Cancún, una manifestación encabezada por transportistas turísticos se tornó en un caos cuando bloquearon los accesos al Aeropuerto Internacional de Cancún en protesta contra la operación de Uber y otras plataformas de transporte. El colapso del aeropuerto dejó varados a miles de pasajeros durante varias horas, y la tensión aumentó hasta que, tras prolongadas negociaciones, las autoridades federales lograron que los transportistas liberaran el acceso.
Mientras tanto, en el sur del estado, en Chetumal, la situación era aún más tensa. La comunidad, ya enardecida por el reciente feminicidio de la enfermera Dulce Yarely, se sumió en un nuevo episodio de indignación cuando aproximadamente 50 personas bloquearon la carretera Huaypix-Xul Ha. La falta de electricidad desde la noche anterior fue la chispa que encendió este bloqueo, en el que los manifestantes colocaron piedras y troncos para cortar el tránsito, provocando filas de vehículos de más de cuatro kilómetros en ambos sentidos.
El bloqueo en esta importante vía no solo agravó el tráfico, sino que exacerbó la ira de los residentes, que se sienten abandonados por las autoridades en un contexto de creciente violencia y desatención. En el filtro del Centro de Cómputo y Comando (C-4) de Chetumal, la situación se volvió aún más caótica, con conductores dando media vuelta en un intento desesperado por evitar el embotellamiento.
Hasta las 18 horas, ninguna autoridad local o estatal se ha pronunciado sobre estos graves conflictos, dejando a la ciudadanía en un estado de incertidumbre y creciente enojo.
Más tarde, en Tulum, el conflicto no cesó. Un grupo de taxistas del sindicato “Tiburones del Caribe” volvió a manifestarse, exigiendo la liberación de su líder sindical Eliazar Sagrero, detenido en lo que califican como un claro golpe político. La tensión sigue escalando en una entidad que parece estar al borde del estallido social.

Deja un comentario